Alberto Contador español, de Pinto región cercana a la capital, tuvo nuevamente una celebración llena de paisanaje y de cariño, rodeado de su gente y de su pueblo. De paso por la Monclóa y visitando al presidente del gobierno fue requerido por los medios de comunicación.
Sí se comparará la fiesta con la celebrada el año pasado, hay muchos cambios, desde el final de la contrarreloj del sábado anterior donde un inconsolable y muy "humano" Contador se trataba de relajar frente a los medios internacionales con "gotitas de alegría" en sus ojos.
Tantos cambios en un año sorprenden, desde los previos al Tour, el rey de las Galias no la ha tenido fácil, sufrió para buscar el título del Dauphiné que un Brajkovic no le permitió y donde se le veía que ya no iba tan fácil en la montaña (su terreno).
El inicio del Tour nuevamente en tierras bajas colocaba a Contador sexto muy cerca de su "rival" Armstrong y una camiseta amarilla para el hombre de "Esparta" Cancellara con un par de motores en sus piernas y con solo carbono en la bicicleta.
Pero fue la mini Roubaix la que puso en juego todas las cartas sobre la mesa, Hushvod ganaba la etapa y dejaba en una magnifica condición a Andy Schelek con la guía de Cancellara, claro sin olvidar el precio que debía pagar su equipo, el retiro de su hermano Frank con una clavícula rota y las ilusiones por el piso.
Alberto con la ayuda de su gran escudero Vinokurov conseguía pasar bien el temido Pavé, mientras que el séptuple campeón se llevaba la más fea consigo, solo sin equipo y con un retraso de más de 3 minutos llegaba a meta con rostro adusto y con mucho por explicar.
La montaña llegó pero solo fueron los Alpes los que dejaron nuevamente a los mejores en su lugar, un Andy líder no solo de los jóvenes, sino vestido por primera vez de “Jaune” le colocaba un rotulo de gran y verdadero rival para Contador que no era el mismo de Verbier en 2010.
Solo un ataque con una carrera lanzada y un desperfecto mecánico de Andy dejaba a Alberto Rey de Galias nuevamente con el cetro y a la espera de que la crono de Pauillac le diera la bendición de recibir la corona, no sin pasar por una desgastante aclaración por su falta de Juego Limpio.
Juego limpio que se dejó ver en la cima del Tourmalet donde los dos líderes uno de blanco y otro de amarillo llegaban a la cúspide para la centenaria escalada; la Crono tuvo dejó al espartano Cancellara como el mejor y nuevamente mostró que el único motor que debe llevar la bicicleta es una preparación y un profesionalismo al límite.
Sin ganar etapa y con un manto de ya no ser el mismo de otra temporada ha llegado nuevamente a Pinto su pueblo para celebrar su tercera conquista en la tierra de Napoleón.
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